Queridos amigos, os invito a transitar juntos mi blog.

Ven, vagamente,
ven, levemente,
ven solo, solemne, con las manos caídas
a tu lado, ven
y trae los montes lejanos junto a los árboles próximos,
funde en un campo tuyo todos los campos que veo,
haz de la montaña un bloque sólo de tu cuerpo...

(Fernando Pessoa)

11 noviembre 2013

La tormenta perfecta


Queridos amigos, los extraordinarios dibujos y fotografías de Marta Muñoz Cuesta, Marmotarroja, salen publicados este viernes, acompañados de ocho poemas del Alejandre. Todo ello en el libro "Vértigo cotidiano".

Como si de una tormenta perfecta se tratara, se publican en la nueva andadura de Los Conjurados, colección de la editorial Polibea que ahora se llama El Levitador, en clara referencia a ese lujo de la humanidad que fue Rafael Pérez Estrada.

La desmesura de la amistad la pone, no sólo Juanjo Martín Ramos, editor y milagro “antropoilógico”,sino Rafael Borge con un prólogo que rezuma cariño en tiempos de envidias y tribulación. Un raro, ya se sabe.

El libro se presenta a las 20:00 horas este viernes día 15, en el Ateneo. Entrada libre, por supuesto.

Nos encantaría contar con vosotros para que los dibujos de Marta y mis poemas se puedan refugiar de las inclemencias de las horas en vuestros anaqueles...
 

Nos vemos.

 

¿Empequeñecido ante la impudorosa foto de los anillos de Saturno?

Júrame entonces que no has visto a un viejo hurgando en papeleras

de la resplandeciente ciudad en la que habitas,

la asepsia de las cosas que le suceden siempre a otro,

la profundidad de la patera que ya no arruina

con sus ahogadas parturientas la siesta familiar del bronceado.
 

Pero si vuelves a buscar la dignidad, tú ven. Después de todo

ni siquiera yo soy tan difícil de encontrar,

aunque todo el mundo tiene su particular manera de ser culpable.

Y yo te resarciré del mejor modo que pueda por tu amor,

por la obstinada forma en que callas como exilio.

 
Y como todo el mundo tiene su particular manera de ser culpable,

los compositores surrealistas aceleran el estrés

con sus estridencias monofónicas y absurdas;

los políticos aceleran el apocalipsis en su lucha

escatológica por conseguir poderes temporales;

los intelectuales aceleran la angustia en la palabra

y la invención semántica de náuseas y de vértigos;

nosotros mismos aceleramos nuestra mente y nuestro amor

para no acabar siendo ni nosotros mismos.

Mientras uno invoca a Dios y otro al silencio.

 
Todos, también, tenemos nuestra particular costumbre de escondernos,

reconociendo mártires por doquier y vidas inexistentes

programadas en libros escritos en media semana y que son

fulgurantes best-sellers y fulgurantes best-forgetters,

la excusa cotidiana justa y necesaria para cegarnos

ante el insulto de la vida de los otros. Y la nuestra.

 
Yo me río de la infalible hipocresía,

y del paisaje exacto de tu cerebro y el mío,

aunque sé que ellos pueden refugiarse

en sus paraísos transgénicos fiscales

y yo tan sólo en ti, tan solo en ti,

por un flujo de semen, no de capitales,

que recorre tu cuerpo frágil sin visados.

Y en mi wagon-lit no encuentro siquiera

la manera de acostumbrarme a las interferencias

que produce tu amor sobre mi espanto,

ciertas hambrunas y alguna otra impertinencia…

 
Pero no es lo más importante que volvieses

empapada hasta los huesos, casi desfallecida de andar,

sino que entraste contenta, como si la lluvia, simplemente,

te hubiese hecho el amor. Entonces sí,

me empequeñeciste, y no lloré.

Puse música, apagué la luz y comencé

a secarte los pies con los cabellos.

Calenté tus manos, grité y todos

los espejos de la casa se quebraron

cuando aun así tú no me oíste:

¡Todo el mundo tiene su particular manera de ser culpable!

¡Todos los hombres tenemos nuestra forma de traicionar y ser cobardes!

Esta es la mía.

 

2 comentarios:

Arturo dijo...

Que lástima no poder estar, el más inoportuno de los viajes me lo impedirá. Pero me faltara tiempo a mi regreso para hacerme con esa maravilla. Que lo disfrutéis mucho. Abrazos.

Rafael dijo...

Esperamos estar aunque sea un poco tarde.