Queridos amigos, os invito a transitar juntos mi blog.

Ven, vagamente,
ven, levemente,
ven solo, solemne, con las manos caídas
a tu lado, ven
y trae los montes lejanos junto a los árboles próximos,
funde en un campo tuyo todos los campos que veo,
haz de la montaña un bloque sólo de tu cuerpo...

(Fernando Pessoa)

18 febrero 2015

Madrid amanece

Al ver esta mañana desde mi Bastión de la calle Félix Boix este amanecer de Madrid he recordado a mi buen amigo Hilario Camacho, que hace ya casi nueve años se nos marchó en busca de acordes a algún lugar donde le quisieran y valoraran mejor que en esta Península de Sinapia, ruin reino de las mediocridades.

Sit tibi terra levis… sí, que la tierra te esté siendo leve, compañero…


Madrid amanece
con ruido, con humo
y oscuros borrones
flotando entre nubes.
Madrid amanece
entre sueños perdidos,
confusión y sorpresa
latiendo en las venas.
Y entre tinieblas de fiebre,
se abre paso la luz,
es como una resaca
contagiosa y común,
que te vuelve a recordar,
qué solo estás
qué solo estás
qué solo estás...
en medio de tanta gente,
qué solo estás.
Madrid amanece
con miradas de odio
egoísmo y desdicha,
corriendo sin meta.
Madrid amanece
entre amorosas cadenas,
amarga desidia
y lágrimas ácidas
Y ese llanto salado,
moja tu paladar.
Madrid amanece a través del cristal
y te vuelve a recordar,
qué solo estás
qué solo estás
qué solo estás...
en medio de tanta gente,
qué solo estás.



(Fotografías de Hilario Camacho en Illora.tv y themerrypranksterbrothel.blogspot.com.es. Fotografía de Amanecer en Madrid © Jaime Alejandre)

02 febrero 2015

Las nieves del Kilimanjaro en peligro

Hace dos semanas, ya con mi 52 aniversario a la vista, cumplí uno de esos sueños que tenía desde adolescente... subir el Kilimanjaro, la montaña más alta en las diversas y doloridas tierras de África, la tierra que me regaló la mínima dignidad que encauzó mi vida definitivamente hace treinta años.
Hoy lo quiero compartir con vosotros pero no por el motivo personal sino para reivindicar que movilicemos todos nuestros esfuerzos en la lucha contra el cambio climático.
2015 es un año crucial en esta lucha pues dentro de unos meses la cumbre de París abrirá la posibilidad de tomar las acciones necesarias que detengan este proceso de suicidio y autodestrucción en el que algunos están empecinados en sumirnos.
“La ascensión al Kilimanjaro en Tanzania, la cumbre más alta de África, nos ofrece una estremecedora muestra de la biodiversidad de nuestro planeta. Partimos de la selva tropical y atravesamos luego zonas de páramo y desierto alpino hasta alcanzar los 5.895 metros, donde asistimos al bellísimo y a la vez preocupante espectáculo de su glaciar. Un glaciar en evidente peligro de extinción debido a la incapacidad humana para detener el cambio climático provocado por nosotros mismos. A lo más alto llegó la insignia de WWF reclamando una decidida acción para preservar nuestros ecosistemas”.
(Jaime Alejandre, socio de WWF) (Fotografías © Jaime Alejandre y José Hernández)

















01 febrero 2015

Gino Paoli

Hace cuarenta años me dormía escuchando en la radio (pegada a mis adolescentes oídos para que mi padre no se enterara) un programa de peticiones del oyente que se llamaba Radio Go, entre las once y las once y media de la noche.
Allí conocí grandísimas canciones, pero entre todas siempre se erigió como un himno de mi romanticismo endémico “Il cielo in una stanza” de Gino Paoli.
Después conocí inmensas obras de esta extraordinario compositor y cantante cuya vida es en sí misma una canción, trágica y apasionada. Por desamor en 1963 se pegó un tiro en el pecho pero sobrevivió, aunque no pudieron sacarle la bala del tórax porque ello le podría causar la muerte y desde entonces vive con el proyectil junto a su corazón.
Tras decenas de discos imprescindibles, en 2012 grabó su actuación en directo acompañado sólo por el piano de jazz de Danilo Rea. De esto quiero hablar ahora. El disco “Due come noi che…” (Distribuido por EGEA MUSIC) es una de esas maravillas ocultas, secretas, que demasiado a menudo pasan desapercibidas en estos tiempos de la dictadura de la banalidad.
No perdáis vosotros, amigos, la oportunidad de conseguirlo. No os arrepentiréis. Las versiones de “Perduti”, “Vedrai, vedrai”, “Che cosa c’é”, “Il cielo in una stanza”… y así hasta las dieciséis piezas del disco (incluida una gran adaptación del “Ne me quitte pas” de Jacques Brel), tienen una grandeza emocional de esas que sólo adquieren su quintaesencia tras el trascurso de toda una vida. La hondura de la voz de Paoli, la desnudez del piano de Rea son monumentos inmortales a la belleza obra de mortales humanos…
Se dice que el paso del tiempo convierte a los buenos vinos en caldos extraordinarios. No siempre es cierto, la verdad. A veces el trascurso de los días sólo nos muestra con mayor claridad la falsedad de lo que creíamos magnífico y era simplemente “resultón”. Y al catar ese vino, pasados muchos años, descubrimos que sólo queda de él el vinagre.
No así con Gino Paoli que con este disco suyo nos regala una sensibilidad resistente a todas las infamias de la decadencia…