Queridos amigos:
Ayer en el Café Comercial, un selecto grupo de Poetas
Hazversos participaron en una lectura de poemas y una mesa redonda en la que
reflexionamos sobre la diversidad poética contemporánea en nuestro país.
Varios de los intervinientes en la mesa redonda abordaron el
tema de la relación entre la creación poética y el poder (poder en su
diferentes versiones: político, mediático…).
Montse Cano nos recordó que la poesía no debe considerarse
en sus fundamentos distinta de otros géneros y que debe abordarse desde principios
esenciales para el artista: libertad y heterodoxia frente a la constricción de
lo “normativo”. Terminó haciendo una reflexión sobre la necesaria e
indiscutible relación en la poesía entre ética y estética, y el imperativo de
la transgresión.
Maria Antonia Ortega hizo una reflexión sobre la poesía y la
memoria individual y señaló que la poesía es el único conocimiento que no llena
el corazón de soberbia. Opinó que política y poesía, como tantas realidades
sociales, se parecen en que quieren transformar el mundo. Aquélla ganando el
poder; y la lírica perdiéndolo. Señaló también la responsabilidad del lector de
poesía, pues para leer poesía hace falta también “inspiración”.
Enrique Gracia Trinidad, fiel a su prestigio de agitador de
conciencias señaló la proliferación perniciosa de pseudo-poesía en diferentes
estilos (o falta de estilo) y la falta de rigor de ciertos perpetradores de
poemas, recordando que para hacer poesía hace falta el don y luego practicar,
leer, leer, leer, estudiar y esforzarse. No vale con poner frases cortas una
encima de otra. Eso no es un poema sino la lista de la compra, afirmó.
Javier Lostalé, a través de diversas citas de grandes
autores nos introdujo en el concepto de poesía como destino, como sacerdocio,
que exige rigor y entrega constantes, tanto en el acto creador como en el
lector, pues es el lector quien consuma el poema. “¿Decir lo visible de lo visible?
Mejor callarse”, nos recordó que dijo Ezra Pound, y nos apuntó a que la poesía
se hace en la intersección de lo temporal y lo
intemporal de modo que el verdadero poeta no narra la experiencia sino
la huella de esa experiencia, lo que lo conecta al poeta con todos los humanos.
“Escribo porque me salva…”, dijo en un extraordinario poema para concluir.
Intervenciones desde el público ahondaron en la responsabilidad
de la educación (la mala educación, con profesorado en ocasiones poco ducho en
poesía) en la desafección de los ciudadanos por la lírica (Montse Cano fue más
allá señalando el interés de ciertos poderes establecidos por la “deseducación”
como instrumento para facilitar el dominio de los ciudadanos a través de la
ignorancia; y en una reflexión sobre lo que se publica en otros países como
EEUU, Canadá o Alemania, ofreciendo una imagen positiva respecto a la edición
de poesía en España en comparación con otros lugares.
A continuación tuvimos una muestra extraordinaria de cuatro
poetas impresionantes que demostraron la viva diversidad de la poesía española
contemporánea. Julio Castelló haciendo un ejercicio de “meta-diversidad” nos
leyó una muestra de poemas suyos de corte radicalmente distinto distintos entre sí, demostrando que la diversidad poética no sólo afecta a las diferentes estéticas de poetas distintos sino que el poeta más dominado por al autenticidad, no es aquel que se clona a sí mismo incansablemente sino el que se pone en duda huyendo de las propias certezas que haya alcanzado.
Elvira Daudet,
con su inclemente capacidad para versificar el dolor y el abandono, nos dejó el
alma una vez más en un puño. Paco García Prados, a través de su alter ego José
García, nos demostró cómo la poesía es un arma de construcción masiva cuando
ahonda en los mecanismos de la naturaleza violenta del hombre mismo. Y lo hizo
con su lírica impactante, que no hace concesiones a nada ni a nadie, incluido
él mismo. Cerró la lectura Rafael Soler poeta y narrador y viceversa o más bien
sólo poeta, pues sus novelas no son sino poesía sin hemistiquios [lo que trae a
colación la frase que en la introducción del acto se hizo de Cortázar: “…
sospecho una vez más (de) esa seriedad que pretende situar la poesía en un
pedestal privilegiado, y por culpa de la cual la mayoría de los lectores
contemporáneos se alejan más y más de la poesía en verso, sin rechazar en
cambio la que les llega en novelas y cuentos y canciones y películas y teatro,
cosa que permite insinuar, a) que la poesía no ha perdido nada de su vigencia
profunda, pero que b) la aristocracia formal de la poesía en verso (y sobre
todo la manera con que poetas y editores la embalan y presentan) provoca
resistencia y hasta rechazo por parte de muchos lectores tan sensibles a la
poesía como cualquier otro…”]. Rafael Soler, para nada aristócrata formal de la
poesía sino justamente todo lo contrario, nos recitó unos certeros y emocionantes
poemas de esos que muy pocos son capaces de escribir, en los que la aparente
trivialidad de un acto, vista desde el lugar inesperado e iluminada con una
imprevista luz nos hacen ver una realidad distinta de la que un simple humano puede
ver sin ayuda del poeta…
Soneto “A las flores" (de “El príncipe constante”)
Estas que fueron pompa y alegría,
despertando al albor de la mañana
,
a la tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche
fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana ,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de
un día!
A florecer las rosas madrugaron
y para envejecerse florecieron;
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas
vieron:
en un día nacieron y expiraron;
que, pasados los siglos, horas
fueron.
1 comentario:
Fue muy agradable compartir esa tarde con tantos amigos y, tal vez, algún enemigo (que son la sal de estas cosas)
Publicar un comentario