Queridos amigos, os invito a transitar juntos mi blog.

Ven, vagamente,
ven, levemente,
ven solo, solemne, con las manos caídas
a tu lado, ven
y trae los montes lejanos junto a los árboles próximos,
funde en un campo tuyo todos los campos que veo,
haz de la montaña un bloque sólo de tu cuerpo...

(Fernando Pessoa)

08 noviembre 2017

Pero ¡¡qué país!! o Las furias

Vi anoche “Las furias”, película escrita y dirigida por Miguel del Arco, con un deslumbrante cartel de actrices y actores. Y un plantel de profesionales extraordinario. La música  de Arnau Vilà impecable. ¿Es posible que una obra maestra como ésta pase desapercibida en España? ¿Y que siga triunfando lo soez, el chiste fácil, la mediocridad; o también lo pretencioso, banal y pedante?
La película me parece una de las grandes de la historia del cine de este país en cuarto menguante desde hace siglos. Diálogos aparentemente sencillos (que venga otro a escribirlos si sabe) con una carga de profundidad en cada una de sus palabras de esas que te dejan noqueado unos segundos después, cuando asumes la hondura de lo dicho. Diálogos alejados de la rimbombancia inane en la que tan a menudo caen los que apenas son capaces del relumbrón de la fachada tras la cual no se sostiene edificio alguno de emoción y de conocimiento de la naturaleza humana. Narración, relato, que tomando el arquetipo, que es la recurrencia natural de la vida humana, compone una alegoría de la existencia real, palpable, verdaderamente sabia.
Leo pasadas críticas, en general elogiosas pero tibias. Y alguna de antología del disparate, del típico “pobre hombre quiero y no puedo”: "Sobre el papel, elementos más que suficientes para que 'Las furias' funcione. Pero algo pasa y el juguete nace averiado. (...) las piezas no acaban de encajar y el exceso acaba por devorar a la intensidad. (...) Puntuación: ★★ (sobre 5)"… En fin, también algunos críticos de nombre hoy afortunadamente olvidado pusieron a caldo muchas de las películas de Willy Wilder…
“La primera película” de Miguel del Arco, dicen los títulos de crédito… Que Don Bosco, santo patrono del cine, asista a tantos como reman las procelosas aguas de la mediocridad cinematográfica patria de dislate en dislate, solo con el dudoso refrendo de la taquilla, julietas y noches boreales mediante. En todas partes cuecen habas: cualquier novela bestseller, ramplona y simplicissimus; cualquier tonadilla sol-do-fa de penoso cantautor o  clónico grupo pop; cualquier cuadro previsible y mononeuronal; multiplican por “ene” la “taquilla” de las grandes obras de la literatura, la música, la escultura… contemporánea actual.

Pero cuando entre tanta oscuridad nos llega, aunque sea por casualidad, el mínimo destello del talento, el crecimiento que se opera en nuestro espíritu hace merecer tanta travesía del desierto, tanto desconsuelo…

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