
Ya sabíamos, los que conocíamos a Marta, de su genialidad
artística ad litere; pero ahora el espectro de “connaisseurs” se ha ampliado y
es magnífico que así sea y que reciba nuestro aplauso… aunque a una artista
auténtica y genuina como Marta, que jamás ha cejado en su resistencia
intelectual, no le haga falta…
“Si un hombre es un genio a quien su época no quiere
reconocer como tal, deberá persistir en su camino, a pesar de la indiferencia.
Si, por otra parte, es una persona sin talento, henchida de vanidad, hará bien
en desistir. Si se pertenece a una categoría la persistencia es heroica; si a
la otra, ridícula…
Si sospechamos que somos genios, aunque otros crean lo
contrario, hay una prueba infalible. Preguntarnos: ¿producimos porque sentimos
la necesidad imperiosa de expresar ideas y sentimientos o actuamos solamente
buscando los aplausos? En el artista genuino, aunque existe habitualmente un
ferviente deseo de aplauso, es de índole secundaria, en el sentido de que,
aunque el artista aspira a producir un trabajo que sea aplaudido, no alterará
su estilo aun en el caso de que el aplauso no se produzca. En cambio, el que
busca el aplauso con motivo primario carece de fuerza interior que le impulse
en una determinada forma de expresión, y puede, por lo tanto, dedicarse a un
trabajo totalmente distinto. En el caso de no ser aplaudido por su arte, haría
bien en renunciar a él…”.
(Bertrand Russell, “La conquista de la felicidad”)
Deo gratias, Marta, artista de genio y talento con una visión propia del mundo que regalarnos, nunca claudicó en su heroísmo y así hoy podemos disfrutar de su obra de emoción en indomeñable crecimiento…