Tras 55 años y 167 días habitando esta apasionante tierra, preparados los ánimos, las piernas, la voluntad y los riñones, el sábado pasado viví las siguientes 18 horas y 14 minutos de mi existencia disfrutando de mi sierra, mi querida Sierra de Guadarrama. La re“corrí” de este a oeste y la crucé de sur a norte en un ultra maratón de 102,5 kilómetros: desde Plaza de Castilla a Tres Cantos-Colmenar Viejo-Manzanares el Real-Mataelpino-Cercedilla (pasando por la Barranca, oh oh)-Puerto de la Fuenfría y por Riofrío dejarse caer hasta el Acueducto de Segovia. Todo con un desnivel de subida de +2.092 metros y -1,820 de bajada.

Por eso nunca hay que deprimirse si es que uno no consigue
los resultados deseados (mi objetivo era hacer 16 horas y media). Ya lo dijo
Wilma Rudolph (una atleta que, pese a haber tenido poliomielitis a los seis
años, llegaría con un tesón inimaginable a conseguir ser record mundial de los
100 metros lisos y ganar tres medallas de oro en las Olimpiadas de 1960, además
de ser activista contra la segregación racial en EEUU): “la clave para ganar es
saber perder; nadie gana siempre; si puedes levantarte después de una derrota
devastadora y vuelves a intentarlo, algún día serás una campeona”.

No obstante, la satisfacción de llegar a la meta es cosa que
también a veces merece celebrarse, como hago ahora. Aunque lo hago hoy porque es
de justicia reconocer que son muchos los copartícipes en la marca que pueda conseguir
uno (en esta última Madrid-Segovia llegué el 22 de mi categoría, la de los más
viejunos).

Otros sin los que no habría podido hacer ninguna de mis carreras
en estos 40 años de atletismo y a los que quiero mencionar al menos hoy, tras
mis 102,5 km del sábado, son Martin Siebelist, al que ya he citado; Jose Kili,
con el que he corrido los últimos años (y con quien ascendí el Kilimanjaro en
2015).
Y, en este último año, muy especialmente quiero reseñar y
recomendaros a quienes tanto me han ayudado con su excelencia. A Sergio, mi
fisio; y Alex, mi nutricionista, ambos extraordinarios en su profesionalidad y
sensibilidad. Os dejo sus datos pues son absolutamente recomendables:
Sergio, Fisioterapia Aequilibrium, 918429718
¡Vaya aquí mi agradecimiento a todos por mis marcas, que no
son mías sino nuestras!


40 años entrenado, y le he dado más de una vuelta a la
tierra, no exageran mis cálculos, más de 40.000 kilómetros han caído, sí… pero todavía
no me jubilo de las zapatillas, las distancias y los caminos, porque en ellos
encuentro la belleza inabarcable del horizonte y converso conmigo mismo sin
disimulos, siendo quien soy.

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