La poeta italiana Ada Negri (1870-1945), en su primer libro
de poemas, Tempeste (1891), contaba la irresoluble tragedia de los desheredados,
los pobres, los olvidados… tristemente de actualidad más de cien años después,
incluyo aquí su poema “El deshaucio”, destacando su final, cuando las pobres pertenecías
de los desahuciados pueden también convertirse en “el principio de una barricada”…
Como en la película “Las
nieves del Kilimanjaro”: en una empresa el sindicato realiza un sorteo para
elegir a los 20 obreros que se sacrificarán siendo despedidos para mantener la
empresa y el resto de empleos de los trabajadores. Parece la solución más
justa. Pero uno de los despedidos piensa que habría otras soluciones antes que
la de aceptar sumisos la situación, el sistema, la realidad impuesta como una
verdad única. Entre las más rebeldes e imaginativas propuestas de este obrero también
está la de “quemar la empresa”… “el
principio de una barricada”…
Parece que ya no haya otra forma de vivir dignamente en
nuestros días que rebelarse por fin sin medias tintas…
Miseria. El alquiler
no fue pagado;
y en desorden, en
medio de la vía,
aquel montón de
muebles fue tirado…
El desahucio parece
una agonía.
Llueve; y el aguacero encharca el suelo,
y moja el carro y
muebles carcomidos
revueltos con andrajos
y vestidos…hay en el carro un corazón en duelo.
Y piensa el lecho en
el amor pasado
que dio vida a dos
hijos sin ventura,creados para el hambre y la amargura…
¡Oh, del tugurio amor
desventurado!
Y parece decir con
hondo grito:
“¿Con qué derecho la
esposa malnutrida
da vida con un ósculo
a otra vida?
El amor para el pobre
es un delito.”
Bajo la lluvia cruje
el carro. El diurno
fulgor se va apagando;
arrecia el frío...Va un obrero detrás, mudo y sombrío,
adusta la mirada, y
taciturno.
Junto a él, su mujer,
de faz doliente,
y sus dos hijos, que
con hambre lloran...¿Adónde van? ¿Adónde irán?... Lo ignoran,
y el agua los azota
horrendamente.
Un gran dolor, como
protesta airada,
de los cuatro se
observa en el semblante.y parece crujir amenazante
en aquella miseria
amontonada.
Y aquel carro que obstruye la encharcada
y angosta calle, en
tanto que anochece;
esa miseria que se va,
parece
como el principio de
una barricada...
(Traducción basada en la realizada en 1925 por Ismael-Enrique
Arciniegas)
(Fotografía Ada Negri en www.siamodonne.it)
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