Tira el viento las
hojas, las caducas.
Tira el Hombre los
amores por la borda.
Tira el buey de su
sombra, de mercurio.
Tira piedras el niño al
manantial.
Tira línea tras línea el
Delineante.
Caen las hojas porque han muerto
y en vano se mantienen
en el aire.
Destroza con su arado el
buey su sombra,
y en ella él mismo va ya
hacia la muerte.
Se hunden sin remedio
los tesoros
de piedra del muchacho
en la negrura.
Al infinito van, y ya no
vuelven,
las líneas delgadas, es
la vida.
Y el amor del Hombre no
perdura.
Estalla en cuanto toca y
pinta todo
de luces que no existen
y arcoíris
de colores no nombrados
todavía.
Pero es breve su paso
por la estancia:
hoja que cae, sombra que
pasa,
piedra pequeña que se
hunde o línea
que no se ve jamás tras
horizontes,
el amor del Hombre no
perdura.
(Jaime Alejandre, ‘Fosa Común’, 1996-1998, inédito)
QUE PREVIENE EL VÉRTIGO DE LA
VIDA QUE COMIENZA
A Arturo Gonzalo Aizpiri
Inaugurábamos
la edad tormenta,
los años del amor pausado, el viaje
que va a nosotros mismos: un paisaje
atroz algunas veces, que violenta
la rendición cobarde con que cuenta
el hombre al que le asusta el equipaje
de su vida. A la infancia cabotaje
- con prisas unos y otros con la lenta
navegación de calma azul - la altura
sobrevino con su riesgo y su promesa,
su seducción, su escala y con su muro.
En
fin, tenemos miedo, nada dura,
y enormes son las dudas, y esta empresa
tal vez no traiga más que... otro futuro.
(Jaime Alejandre, ‘Sonetos’)
(Fotografía © Jaime Alejandre, 2020, Sado-ga-shima, Japón)
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